He plantado una bandera

Si, si. Como lo oyen. No voy a ser menos en estos dias que corren. Que me parece stupendo lo que hace el mundo mundial con su dia del orgullo gay, dia de la mujer trabajadora, dia del ecologismo, dia de la empanada, del chicle y del arroz con leche.
Hace tiempo le oí decir a un profesor al que rendía devocion "cuando hay un día de... es porque el resto del año no le hacen caso".
Y claro, ahora que todo el mundo en españa (esa grande y libre) se dedica a pregonar cual es su opinion, gusto o color yo no voy a ser menos.
Así que me he ido al monte, donde las cabras, aunque no porque este como una idem, sino porque allí estan mis origenes, mis ancestros y mi casíta con jardín, que en la ciudad o la planto en una maceta o me la cuelgo del hombro, y va a ser que no.
Como era festivo me he preparado un mástil bien hermoso, de esos que aguantan mas que la aficion del atletico de madrid (que gran club). Pero cuando me disponía a colgarle el trapito me he encontrado con el gran dilema:
- La bandera de Spaña no la planto. Al fin y al cabo Spaña somos todos (como hacienda) pero me pilla un poco lejos. En fin, que representa a un conjunto tan grande que no me siento identificado a nivel sentimental.
- Pasamos entonces a la bandera gallega. Orgullo de mi tierra. Montes llenos de niebla, valles cargados de vino, de empanadas, de antigüas ferias. Mar tranquilo, mar tenebroso, la costa de la muerte. El cabo finisterre, mariscadoras, bateas de mejillones, hombres del mar. De romerías con gaiteiros, "pulpo a feira", tratantes de ganado de manos callosas y apretones sinceros. Algun día tendré que hablar de mi tierra. Pero claro, tambien se me viene grande.
- La de Ourense entonces. Ciudad pequeñita pero que es donde nací. Esta en mi corazon. Me vió crecer, ir al colegio... Pero no se, yo me siento mas de Lugo, de donde son todos mis ancestros. Sitio de gente fuerte, franca y lucense. Pero claro, tampoco conozco tanto todo lugo.
- La del "nunca mais" entonces. Ya paso de exprimirme mas los sesos. Es mas sencilla esta. Negra como la estupidez humana y simbolo de la misma. Con una franja rojo sangre, para recordar que todo tiene un precio y no siempre es en lagrimas.
Y ahora que lo tenía todo preparado voy y me acuerdo que no tengo ninguna bandera del "nunca mais". Entonces mas cabreado que un mejillon con gastritis, me alejo del jardín, echando pestes y acordandome del listo que ha perdido un festivo que bien podía estar tomando cafeses con los amigos y brindando por la amistad, los zumos de piña o el trozo mas grande de pizza.