lunes, 7 de junio de 2010

Caminante no hay camino ...

... se hace camino al andar.

Andar en silencio, al alba, arropado en un manto de niebla, medio dormido, medio enfadado con el mundo. Caminar en medio del estallido de sonidos del amanecer, temprano, con solo unos pajarillos piando, sin gente, sin tráfico, sin mas ruido que el aire y el revuelo de los gorriones y algún grillo valiente ... si aun no ha salido el sol.

"Noches alegres, mañanas tristes", la culpa es mía por quedarme hasta tan tarde viendo todo lo que tenía atrasado, pero vuelvo a ser yo mismo. Vuelvo a leer, vuelvo a ver cine, vuelvo a ver series, soy feliz, XD. Devorar información, que gran hobby.

Aún no ha asomado el sol, y la gente duerme, pero yo, mochila al hombro camino n silencio pensando en lo agradables que son estas madrugadas de verano. Madrugadas de mañanas tibias donde no hace frío ni calor. Me traen buenos recuerdos, recuerdos de salir noches enteras y ver el amanecer con los amigos, por calles solitarias camino de casa. Acabar en una pequeña cafetería hojeando los periodicos dando buena cuenta de unos croissants frescos y café, en medio de gente trabajadora que madruga un domingo, todos con su café y sus risas.

Con lo puesto, toalla y bañador me encamino a la cafetería de siempre, nuestro punto de partida cada sábado para una nueva aventura. Y quedamos siempre tan temprano porque nos tomamos nuestro tiempo antes de ir a la playa, así que van y vienen unos cafés grandes, napolitanas, zumo de naranja, el último en llegar no tiene napolitanas y le toca croissant, risas, collejas, que grandes son los amigos.

Nuestros viajes son grandes por definición, sin opción para el aburrimiento. Canciones a grito pelado, cd's "variopintos", amplio repertorio, elevadas conversaciones. Paradas repentinas para tomar café, cambios de ruta, discusiones a grito pelado sobre que ruta es la correcta dentro del coche, conversaciones a grito pelado con simpaticos transeuntes para preguntar direcciones ... y luego irnos a mitad de la explación (ya contaré esa historia otro día).

La comida no podía ser menos para celebrar un gran cumpleaños. En un pueblecito de las rías baixas, con el mar de 4º comensal, puerto de mar, sol de justicia y marisquito de la ría. Croquetas de marisco, pulpo a feira, calamares, arroz a la marinera, tan jugoso que parece un risotto, lenguado a la gallega y de beber terras gaudas fresquito y agua fría, brrrrrrrrrrrrr.

Y una tarde de relax para liberarse de todo. Sombrillas clavadas a la sombra de los pinos, esconditos entre rocas, arena y arena para nosotros solos, que tranquilidad, primer baño del verano, rebozados en arena. De fondo el mar, los pinos azotados por el viento, que es aire en movimiento, la brisa del mar. Incidente entre un cangrejo y una chancleta, al mas puro estilo el ultimo superviviente.

Porque vivir tambien tiene sus ventajas ... adoro el mar.