jueves, 5 de agosto de 2010

Rape a la gallega, o con marisco

Somos lo que somos, y punto. Y por raro que parezca, mi cumpleaños es soso, muy soso (y eso que pocas cosas son sosas en mi vida). No suelo acordarme de mi cumpleaños, como para celebrarlo; y no por el hecho en sí de cumplir años, envejecer, que me es indiferente, ni por la celebración, o por el "convenio social" de ser feliz ese día por definición, simplemente sucede.

La única tradicción que sigo escrupulosamente es un buen plato de spaghetti y anchoas. Como es lógico, mis papuchis / hermanos / prim@s pasan olimpicamente de mi "concepto" de la vida (grande Manquiña, muy grande) y me felicitan con cierto recochineo (via talefono, esemese, y feisbú) .

Me centro que ya comienzo a divagar, decía que me he pasado al sistema de celebrar los no-cumpleaños hace mucho, mucho tiempo. ¿Por que celebrar un solitario día al año, cuando podemos celebrar los 364 días restantes (días de no-cumpleaños) y guardar luto el cumpleaños?. Con los años me vuelvo filósofo, juas. Pero bueno, a mí el cambio me resulta en gananciales 364 vs 1 día, no hay comparación.

Este julio del 2010 cumplimos treinta y tres (yo y mis locos planes) y a medida que voy ganando edad, gano conocimientos (no sucede lo mismo con la seriedad y esas cosas, pero uno no es perfecto). Un denso año mi propio año pasado (o sea, de mis 32 a mis 33), y como toda historia real es una historia triste, pero como dicen en mi pueblo "es lo que hay".

Y para seguir adelante hay que pegarse contra la tristeza día a día, segundo a segundo. Y cuando todo acaba, es cuando pensamos en como empieza. Y todo comenzó ...

... con una botella de Albariño fresquito de manos de un camarero impecable. Bigotín mosquetero, camisa blanca, reluciente, de anuncio de detergente. Botella al botellero, chalequito helado para que no se caliente.

Albariño, brillante, frío, color de trigo maduro con chispeantes brillos verdes a la luz de un Vigo al mediodía. Denso aroma de frutas maduras, que embargan la mente con recuerdos de veranos al sol, piel tostadita. Notas de mandarina, albaricoque, flores de montaña, afrutado con un buen paso por boca y una duradera sensación de frescor.

Los primeros fueron típicos. Unos pimientos de piquillo rellenos de marisco con salsa de idem para Gwaihir, ensalada de queso de cabra con miel silvestre para el señor R, y para mi, pulpo a feira con su platito de madera, su pimentón y su aceite. Un grupito de alemanes se lo pasaron en grande haciendose fotos con el caldero de cobre de cocer el pulpo, con el pulpo recién cocido y con la pulpeira picando el pulpo.

Eso sí, como no nos entendían, los alemanes pasaron olimpicamente de nosotros y andaban a vueltas con el camarero (hablaba alemán) y con sus pescados y mariscos. Pero una pareja que teníamos justo enfrente pasó una comida bastante agradable a juzgar por el tamaño de la fuente de marisco que tenían, lo que se pringaban los dedos, y que la rubia no dejaba de mirar para nuestra mesa y seguir nuestra conversación.

Y por último el plato principal; lenguado menière para el señor R, rape con salsa de mariscos para Gwaihir, y rape a la gallega para un servidor, con su pimentón, slurps. Ahí creo que si que ya comenzó la gente a lanzar abiertas sonrisas (cada uno pidió su plato, pero comemos del de los demás como si fuera propio, y mojar pan en la salsa no digamos).

No era mi cumpleaños, pero como no-cumpleaños fué un día estupendo, con mis dos muy - medio - mejores - amigos, el mar al alcance de la vista, un tiempo espléndido, una comida estupenda y mejor compañía.

Esto es lo que se aprende con los años. Como dice la canción, "aquellas pequeñas cosas", es lo que recordarás cuando seas mayor, y es lo que merece la pena.

Ademas este año recibí gratis una gran lección, de una gran ex-amiga (en realidad no es taaan alta, pero si no se cabrea). Es triste estar triste, es lamentable lamentarse, sembrar vientos trae tempestades, y lo que mal empieza mal acaba, y además a mi me presta mas reir que llorar, así que ...

... soy como soy, así seguiré y procuraré seguir adelante...

Feliz 33 cumpleaños viejo. Nunca cambies, que tengo que vivir contigo.

"El enfado arruina la alegría, roba lo bueno de mi mente, obliga a mi boca a decir cosas terribles. Vencer el enfado aporta paz mental, ayuda a no tener remordimientos. Si venzo el enfado seré encantador y me querrá todo el mundo."