miércoles, 19 de julio de 2006

El ultimo amanecer

Amanece, despacio y breve, como todos los amaneceres. Igual que un cigarrillo de pelicula francesa, que se quema breve y despacio. Se que es una antitesis pero los amaneceres son así, y lo dice alguien que ha visto muchos amaneceres. Todo parece suceder a camara lenta, y en un aleteo de pestañas todo acaba y lo vivido se difumina. Igual que los besos de amor, el mundo desaparece quedando solos los dos, pero cuando termina parece que solo fué un instante.
Una amiga me dijo un día que la mayoría de la gente prefiere el atardecer. Y no es algo que tenga que ver con romanticismos o con nada subjetivo. Todos eligen el atardecer porque el ser humano tiende hacia los finales. Busca una finalidad, el finito, un limite, una definición.
Pero a mi me gustan los amaneceres. El alba anuncia siempre un nuevo día. La tierra se despereza como una gata dormilona, se estira y poco a poco camina de nuevo. Un amanecer tambien da sorpresas. Te puede sorprender caminando en la oscuridad y de repente te permite ver ver caer los copos de nieve, fríos besos y caricias de madrugada, poder ver la lluvía que cae como lagrimas del cielo, o incluso ver como la niebla te envuelve, fiel como una amante gallega. Vuelves a ver colores, de nuevo sientes el aire en la piel. La mar, mujer fiel que marea tras marea vuelve a ti. Disfruto del amanecer, tumbado en la playa, oyendo el rumor de las olas, las aves marinas y esperando que se despeje el horizonte de negrura. Con el alba ves como la oscuridad es vencida otra vez por la luz. Y eso para un señor de la luz es mucha felicidad...
¿Pero y si fuera este el ultimo amanecer? Significa eso entonces que moriré antes de ver el alba, sin ver un nuevo día. No se a que hora, pero no habrá un mañana, no habrá futuro, todo acabará en un presente. No estaré en algun otro lugar, pensando de nuevo si será el ultimo amanecer.
El amanecer me llena, me llama, me gusta y me ilumina. Caminar bajo las ultimas estrellas. Ver como se apagan igual que si no estuvieran allí, lejos en el espacio o en el tiempo. Y cuando al fin solo queda la ultima, la estrella Polar, la dama mas brillante del firmamento. Entonces no hay mejor lugar para estar que en mi tierra. Bosques de Galicia, o en sus primos y hermanos de Cantabria, País Vasco, Aquitania, Bretaña, Normandía, Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda... Raices druidas perdidas en el olvido. Niebla y arboles.
Sucede entonces, que entre la niebla, de repente la luz vuelve a combatir a la oscuridad. No parece capaz de lograrlo una luz tan leve frente a una oscuridad tan inmensa, y el mundo titila ante los ojos del que pueda verlo. En un latido todo acaba y la luz vence otro día mas, otro amanecer mas. Los colores, igual que una ola en la marea se deslizan de repente tiñendo el apagado blanco y negro, pasando a una paleta de verdes y azules. Tierra y mar, alma de nuestra tierra. El sol aun no hace acto de presencia pero el aire vibra calentandose ligeramente y ya en el horizonte todo cambia, preparando la llegada del aun joven astro rey.
Y es en esa hora que yo sonrío, porque igual que el atardecer es el anuncio de la noche eterna, el alba es el anuncio de un nuevo día, el mas importante de mi vida, hoy. Mi corazon sigue latiendo, flexiono mis dedos y me devuelven mi propio tacto, frío pero vivo. Mis ojos ven la luz, mis oidos oyen, sonrío, estoy vivo, otro amanecer y pienso ¿será el ultimo?.
Pero no hay tristeza, porque mi luz aun no se apagó. Sigo brillando y sonriendo, y nada mas importa. Siempre es divertido caminar por este valle de sombras ahora vencidas, esperando el amanecer y sonreir... todos los días de mi vida, sonrío... nacido con alas de luz, sonrío...