martes, 8 de julio de 2008

Estrella del norte, lucero del alba

Siento frío de tan temprano, aunque en unas pocas horas me abrase el sol, pero ahora, al amanecer, camino hacia el norte, buscando blanca nieve, viento frío, agua helada. Durante un momento descanso sentado, solo en un solitario lugar, barrido por el aire de la libertad y tirito con la brisa del alba.
Ayer me dormí tarde, como es costumbre desde hace semanas, y hoy, pocas horas después, despierto de un sueño que deseo no acabe nunca. Un sueño en que renuncio a todo lo que he conocido, un sueño donde entro en el lado oscuro, por la única razón que merece la pena. Tan infausto destino me destroza, porque aun sabiendo que camino por oscuros senderos, lo hago convencido, mirando al destino a los ojos, por primera vez en mi vida sin miedo a combatir por mis deseos.
Perdido lejos de la ciudad, buscando consuelo en las estrellas, busco mi norte, mi guía, y como siempre desde que era niño, miro embelesado la estrella polar, estrella del norte, recordando las palabras de mi padre "siempre la primera en aparecer y la última en irse". Como un amante fiel, siempre ahí, una mágica brújula a la que agarrarme y no perder el rumbo, un faro en el horizonte, resguardo de todo mal, el refugio perfecto. Una estrella que aunque no siempre se pueda ver, aunque la tapen la niebla, la lluvia y muchos mas problemas, arde como ningun sol será capaz de arder.
Un cigarrillo humea en unos labios tristes. La mirada perdida, el pensamiento en otro lugar, en otro tiempo. Mi corazón, hace tiempo que ya no es mío. Ardientes lágrimas queman unas mejillas frías, coloradas por el frío aire del alba. Una a una, todas las estrellas se van marchando, y con ellas se despejan mis temores, mis pesares. Una a una, las razones que me podrían hacer dudar se apagan, como estrellas al sol. Porque al final, junto a mi norte, veo una luz resplandeciente, estrella de la mañana, lucero del alba, venus, el amor, tan bonita como siempre y se que he tomado la decisión que deseaba.
Ahora, por donde quiera que vague, dos estrellas me guian mas y mas rápido. Al norte, hacia el invierno perpetuo, para congelar mi corazón un tiempo, ralentizar mis deseos, hacer que pare de latir un tiempo, y a Venus, el amor, que luego necesitaré para vencer el gélido abrazo al que me entrego voluntariamente.
Ruego que este camino acabe bien, es lo que deseo.

2 comentarios:

Zuviëh S.F. dijo...

Q... qu... ¿qué coño le has hecho al blog? :'(

Anónimo dijo...

Buen cuento, en el hemisferio sur no se ve la estrella Polar, tenemos algo llamado 'La cruz del Sur' que son 4 estrellas formando, claro, una cruz, pero sólo sirve de guía para los navegantes, los que nos quedamos en tierra debemos buscar otra cosa.

Saludos.