lunes, 2 de julio de 2007

Un café

El viernes, mi compinche de correrías me mandó un sms tal que "bajas tomar un café ande siempre?. Quedé once y media". Así que me dí una ducha rápida y me pasé media hora decidiendo si me afeito o no, que luego como era tarde bajé sin afeitar.
Fuí el primero en llegar, como siempre, y allá que me repantigo en una silla de la terraza. Con el calorcito que hacía por aquellas horas, mi cocacola con sus hielos y su rodajita de limón, y teniendo en cuenta que me había despertado a las 6:03 a.m., y que no hubo forma de siestear, noté como la modorra invadía mi cuerpo.
Pero luego llegó el resto de la tropa.. Charlamos sobre interesantes temas, y pasada la medianoche, yo que me las prometía muy felices, con una mullida camita para dormir, me quedé pensando ¿que raro que no salgamos?. Ahí fué cuando dijeron aquello de ¿nos tomamos la última y nos retiramos, no?. (Esto lo dijo el que entraba a trabajar el sábado a las 9).
La última la tomamos en el sitio de rigor, siguiendo la costumbre de cada viernes que salimos. Es un local estrechito. El sitio para la gente es una "L", la entrada tiene unos 5 metros de ancho, hasta que comienza la barra, que sería el palito largo de la "L", de unos 2 metros escasos. Como el pasillo estrecho estaba lleno a rebosar, hicimos lo de siempre, lo normal, ir hasta el fondo, apretujados a ver si había sitio (yo esperé en la entrada que me los conozco). Al final, dieron la vuelta para quedarnos en la zona ancha (y vacía).
Al rato de estar nosotros y nuestras circunstancias bebibles en un corrito, en la zona despejada, aparecen dos jovencitas y se plantan allí al lado (a mi lado mas concretamente). Les dejo un poco de barra, para que pidan y dejen sus cosas, pero poco a poco me comienzan a desplazar, usurpando la zona de barra que teníamos ocupadas con los vasos. Tuve que utilizar la vieja técnica "deaquínomemuevenilajohannsson", pero ni por esas. La mas cercana venga a apoyarse cual si uno fuera una pared (ante la alegría de mi pandilla, que veían las caras de incredulidad que ponía mientras pensaban "a ver que hace este"). Unas risas.
Horas mas tarde, pedimos la última en el local de una amiga. La ultima vez me puso morritos porque no la saludé la 1ª (antes saludé al portero). Con la lección aprendida, aparto al portero y a todos los neandertales y trogloditas de en medio, al grito de "chusma, chusma" (grito de la serie el chavo del ocho). Despues de dos sonoros besos a la rubia, con sonrisa incluida (bien, ahora no puede decir nada), me tocó aguantar a todos los que había apartado (que eran conocidos) "¿chusma, chusma?".
A eso de las 7:00 conseguimos (no sin esfuerzo) arrastrar al que entraba a trabajar en 3 horas de la discoteca, que no había quien lo moviera, cosa loca. Lo zapateamos para su casa, a ver si dormía un rato, y al final, a las 7:30, tomamos la úlltima de verdad (café y bollos), en el mismo sitio donde tomamos café a las 11:30, ante las risas de la dueña con su pregunta de siempre "¿vais o venis?".
Y tras mas de 24 horas sin dormir, por fin pude agarrarme a mi almohada ... que tampoco fué gran cosa, porque a eso de las once de la mañana, ya tenía a la familia con sus gracias de sábado.

3 comentarios:

vainilla dijo...

Desde luego fue un café bien largo el vuestro. Es lo mejor, no planear nada y dejar que todo fluya.

Toxcatl dijo...

Suele pasar (lo de la familia sabadera)
y las salidas como la que cuentas ¡son las mejores!!!!

Steinkel (aka Enfermeroman) dijo...

Eso por lo menos es un café doble o triple, ¿no?

Un abrazo, que hace mucho que no me paso por aquí.