martes, 20 de febrero de 2007

¿Ah, pero no era yo solo?

Un jueves cualquiera, de un mes cualquiera, mi jefe me manda a por unos papeles "muy importantes". Allá me agarro yo entonces el abrigo, la carpeta llenita de papeles y me voy con la música a otra parte (y no es una metáfora, que cuando voy de "gestionador" voy escuchando música).
Tras pasearme por los sitios de costumbre me acuerdo de pasar a pedir el dichoso papel del jefe. Es la primera vez, que recuerde, que me toca ese destino, pero si nadie en la oficina me aviso de algun peligro inminente (como sarracenos agazapados, abuelitas en pié de guerra, armas de destrucción masiva ocultas, el espectro de Paco Martinez Soria...) voy con toda mi buena fé.
Bonito recibidor, si señor. Con el típico despilfarro de los grandes recibidores, molduras de bronce, escudos del Ilustrisimo y Excelentisimo colegio de criadores del berberecho, obras de arte por las paredes y un mostrador pequeño, je, lo de siempre. Hay dos personas encargadas de atender a la "plebe" que se digne pasar por allí. A mi me toca un señor de mediana edad, de bigote imponente, con buenos modales pero con menos salero y ganas de hablar que una anchoa (me recordaba a un comandante prusiano, le faltaba solo el casco). Al lado unas chicas estan recibiendo unas explicaciones mas que detalladas de una rubia bastante mona (y con mona quiero decir bonita, no me refiero a la parte simia). Yo desde luego hubiera o hubiese preferido la rubia, aunque se haya pasado un poquitin al maquillarse y el traje me recuerde a las botellitas de champan (por los reflejos dorados).
La cosa quedo ahí, el general prusiano de imponente bigote me ordena que vuelva el lunes siguiente a recoger lo que proceda y punto en boca. Y así pasaron los días, el viernes, con la partidita de dardos de los amigos, el fin de semana, con sus salidas nocturnas y sus cosas. Y llego el lunes...
Tras darme cuenta de la cita (solo tenía anotados en 27 sitios distintos, que tenía que volver por el papelito, no es que se me olvide, pero siempre es mejor prevenir que lamentar) lo dejé para última hora. Después de toda la mañana, me tocó pasar por el lugar de marras. Allá voy yo, todo feliz, buscando a la rubia (desde luego el prusiano con bigote no es que llamara mucho la atención). De la rubia ni rastro, solo el prusiano y un tío enorme (unos 2 metros el angelito). Pensando que el prusiano atendía al baloncestista me puse a revolotear y mirar para las musarañas, hasta que lanzandome miradas asesinas y carraspeos llamó mi atención. A punto estaba de disculparme con un "perdone, pensé que estaba atendiendo a Sabonis", cuando detras del hombre alto aparece ...
la rubia. La rubia si, pero con un escote terrorífico. Yo no estoy en contra de los escotes, vive diox. Como dice Toxcatl, cada cual tiene lo que le tocó en suerte, y cada cual que enseñe lo que quiera, que todos somos muy libres y eso. Pero es que así, sin avisar, a traición porque estaba escondida detrás del señor poco bajo, que uno no estaba preparado, que me puede dar un paro cardíaco, es que no tiene corazón.
La cosa quedó ahí. Un escote vertiginoso, a traición, sin anestesia y nada mas. Me llevo el papel del jefe y punto.

La historia que quería contar no era esta. Resulta que a la semana del "incidente", hablando inocentemente en la oficina sobre ciertas personas que en vez de favorecer nuestro trabajo unicamente nos dan problemas y ponen trabas (lo típico de todas partes vamos). Pues resulta que comento, como quien no quiere la cosa, que fuí a buscar el papel del jefe al mencionado colegio Ilustrisimo y Excelentisimo de peinadores de setas, cuando mis dos interlocutores ya me saltan:
- compañero: ¿Una chica así rubia, vestida de forma poco discreta?
- compañera: ¿Con unos escotes tremebundos?. Si, ya la última vez que le tocó a una becaria vino asustada.
Muy bien, gracias a todos por avisar, sois muy amables.

Pero lo que me mató fué, que luego charlando con un comercial de otra oficina, andaba yo medio estresado con otro tema y me pregunta que me pasa. Le comento lo del Serenísimo y Magnánimo Colegio de desfibriladores de corazon.
- Comercial: Rubia, de buen ver, unos trintitantos
- Xtebra: Ehhh, si.
- Comercial: Vestidos "muy" discretos.
- Xtebra: Ehhh, si.
- Comercial: Ese cuerpo fué mío.
- Xtebra: O_o

Sin comentarios.

4 comentarios:

Burnout. dijo...

O es que es un fantasmón de marca mayor, o a lo mejor es que a él lo pagan "en cannne" no sé si me entiendes... Deberías o bien ofrecer los mismos servicios que el andoba, o bien cambiarte de sexador de pollos para hacerte violador de patos o algo así, que te hagan más caso.
Un saludo.

Toxcatl dijo...

Y menos mal que no hablabais del cuerpo de bomberos o de la policia nacional...

aviso a navegantes: un escote con un guonderbra _no_ es un escote, es un intento de ello mismo.-

aviso a navegantes 2: un escote de vértigo empieza en la 95 C, por debajo de esta talla es unicamente una abertura en la camisa.-

Xtebra dijo...

Ayer contesté a esto pero no está ¿mis respuestas sienten vergüenza? dudo, luego existo.
Tampoco es que sea un experto pero la rubia debe andar por el 90 o 95C.
El problema no es la "generosidad" del escote sino el "apretujamiento" del mismo. Como bien dice Toxcalt usando guonderbra es hacer trampas pero es que el peligro de "explosión" era tal que daba miedo, no era una abertura en la camisa, era un peligro, le salta un botón y le vuela el ojo a alguien.
Por eso salí por patas de allí.

dr_smog dijo...

perruchiño cagon en nun dios lo q no te pasa a ti me pasa a mi ,asi andamos

mientras tanto a conformarnos con la morena jejejeje