viernes, 2 de febrero de 2007

Anecdotas de la juventud y buena suerte

Hace unos años un magnífico geranio radioactivo fué arrojado al vacío por un austero golpe de aire, desde la ventana de un quinto piso sin ascensor, acabando misteriosamente en mi cocorota, otorgándome misteriosos poderes que ya quisieran para si los mas afamados superheroes de la ficcion. Por si esto fuera poco, ya poseía poderes mutantes, dignos del mas increible superheroe, a consecuencia de una caída desde un primer piso de forma poco ortodoxa (similar a un aterrizaje de emergencia, vamos).
Anecdota Xtebra de su adolescencia (y porque no hice la mili que si no....)
Fluía el año de gracia del señor de hace unos cuantos años. Yo podría tener de aquellas 15 o 16 años. Aunque parezca mentira, las hormonas, los problemas del pavo y esas cosas no hacían mella en mi, debido principalmente a que vivía en mi propio mundo, calle de la piruleta. Con casas de chocolate, un cielo color salmón, nubes de algodon, árboles frutales de frutos tales como jamones, gambas en gabardina, croquetas, manzanas con sabor a melocotón, berenjenas con sabor a café con leche, fresas con sabor a bocata de chorizo...
Pasaba el verano en mi pueblo disfrutando de la juventud. Jugaba con dos amiguetes de la infancia a esos juegos que se juega en la infancia. Andabamos al lado del río aplicando las técnicas de supervivencia de Rambo (mas exactamente para ser fieles a la realidad, a nuestra "versión" de la supervivencia). Una vez que nos aburrimos de intentar encender una hoguera con dos piedras, dos palos y la combinación de ambas, piedra y palo, pasamos a usar el sistema mas tradicional de las cerillas. Asamos unas cuantas manzanas verdes en papel de aluminio (que no hay en la naturaleza, pero para eso nos lo llevamos de casa).
Al final acabamos en el viejo colegio, ya en ruinas. A nuestra edad nos parecía intrigosamente intrigante. Con habitaciones oscuras, paredes de piedra, escaleras para arriba y abajo, ideal para jugar al escondite. Sin embargo aunque no era de noche había llovido hacía poco, por lo que en las zonas oscuras estaban algo bastante mohosas y humedas. Estabamos acabando con el reconocimiento del primer piso. De primero triscaba yo, luego venían ojos de serpiente y el karateka (si, lo se, que infancia mas chachi, tendría que escribir un libro).
Llegamos a un recodo y me adelanté unos pasos. El suelo de madera finalizaba precisamente allí, quedando unicamente en el resto de la habitación los travesaños de madera a una distancia de metro o metro y medio.
Saltaba con cuidado de viga en viga cuando sucedió lo que tenía que suceder. Como relataba anteriormente en las zonas oscuras había mucha humedad, y esa habitación era muy oscura, de lo cual deducimos que las vigas estaban mohosas, húmedas y llenas de musguillo. En esto que en uno de mis saltitos cual avestruz moteada noté como mi pié resbalaba en la esquinita del travesaño. En ese instante experimenté el famoso tópico de la vida pasando ante uno, y SI, es cierto, toda la vida pasa muy deprisa (15 o 16 años comprimidos en milisegundos). Mi pié se fué hacia atras cayendo el resto de mi cuerpo hacia abajo por culpa de la dichosa gravedad, pero gracias a esta circunstancia pude usar la frase que tenía guardada para estas ocasiones "Jeronimooooooooooooo". Le dije a mi cerebro, que le dijera a mis brazos que se estiraran mientras pensaba al mismo tiempo en el porrazo que me esperaba. El caso es que si que me dió tiempo, pero no pude agarrarme, por lo que resbalé hasta dar con la barbilla por encima de la viga, luego medio "impactado" me dí con la frente por el lateral de la viga (si, ya se que es dificil hacerlo y la fisica no puede explicarlo, pero yo sé lo que me dolían ambas por eso SE que me golpeé en ambas partes). Ya de perdidos al río, pensé para mí (vale, realmente estaba pensando mieeeeeeeeeerrrrrdanomeagarré). Como comprendereis no era plan dejar las cosas a medias por lo que acabé en el piso de abajo. Este piso inferior estaba lleno de afiladas losas de pizarra del pais todas de punta (igual que en una peli del Indiana Jones, solo que sin estar untadas en curare (un veneno) ni serpientes y culebras), pero con mi habitual suerte me caí en una enorme piedra lisita que estaba justo debajo.
Lisita pero un piedro en toda regla. Allí me quedé espatarrado cual gusano autotrofo en un día nublado. Al doblar la esquina el karateka y ojos de serpiente, la conversacion tal cual la recuerdo fué algo así.
- Karateka: Kiiiiiiiia
- Ojos de serpiente: ¿¿Y sombra?? (sombra es uno de mis motes de juventud).
- K: ¿Donde anda?. Cielos!!! si está en el suelo, se ha caído.
- OdS: Se ha matao.
- K: Vamos a ver.
- OdS: Hay que se nos ha matao.
- K: No si aun se mueve.
(correteos por el primer piso, galope escaleras abajo, ostión contra una piedra suelta, injurias, insultos muy feos, amenazas de primero y segundo grado, mas correteos a nivel del suelo.
- K: ¿Estas bien?
- OdS: Mira que se nos ha matao.
- Xtebra: No me he hecho nada.
- OdS: Pa' haberse matao
- Xtebra: Mejor me voy para casa.
- Resto: Si, mejor si, va que te acompañamos.
Notas del autor:
* Al karateka lo apodabamos karateka porque siempre andaba con un baston de madera a modo de "bo" (arma de artes marciales que es un palo) haciendo movimientos propios del mejor David Carradine (alias kung-fu).
* Ojos de serpiente es un ninja mudo, discipulo del maestro blando de los comics G.I. Joe que leíamos de pequeños.
* Sombra es otro ninja de los mismos comics que va de blanco ariel. Era de los malos, discipulo del maestro duro (que buenos eran los guionistas sacando nombres). A mi me gusta el lado luminoso, pero como el bueno (ojos de serpiente) ya estaba pillado y sombra viste de blanco refulgente me quedé con el malo.
* "No me he hecho nada" es de un chiste de Eugenio, una de mis frases favoritas. Eugenio fué un humorista muy famoso en España. Siempre serio, vestido de negro, con su eterno cigarrillo y contando los mejores chistes. Aún guardo como oro en paño 2 cintas casette originales con chistes suyos. El chiste es algo asi: Un payés con un carro tirado por un caballo y su perro es arrollado por un BMW que circulaba a toda leche. Debido al impacto el payés queda colgado de un arbol. Del BMW sale un alemán que se acerca al caballo, malherido y dice "mi no poderrr verr sufrrrir caballo" saca una pistola de la guantera y le descerraja un tiro en la cabeza, se acerca al perro y dice "mi no poderrr verr sufrrrir perro" y le pega otro balazo... en eso el payés que tenía los ojos fuera de las órbitas, los collons por pendientes y se le salían las tripas dice "parese mentira eh? pero no me he hecho nada!"

3 comentarios:

Burnout. dijo...

Pues si, tienes una suerte de cojones. Yo con 13 años me caí por una escalera de 60 y tantos escalones en Cap de Pera, en Mayorca, en un campamento y no sé como pero sólo me hice moratones.
Por cierto: me puedes llamar el loco de la colina-karateka 2; "el loco de la colina" porque en el internado, que estaba en medio de los montes de arganda aqui en Madrid, me iba por las colinas oyendo música clásica y mi inseparable palo (el cual, lo manejo MUY bien, y si al uso continuado añadimos un añito de esgrima, pues mejor) así que comprendo PERFECTAMENTE al karateka.
Mi ídolo es el mono-chamán del rey león... Con eso te digo todo.

Zuviëh S.F. dijo...

El hermano de una compi de clase no tuvo tanta suerte y se mató en una situación similar.

Menudos apodos... y yo que nunca he tenido ninguno. xD

Toxcatl dijo...

Vaya trio!!!